martes, junio 24, 2014

a las dos de la mañana..


Sobre la mesa el whisky del jueves, tu perfume a destiempo, y el silencio colmando la inmensidad de la sala. Y la poesía en forma de cortina, de noche, de bombilla, de sexo en días pasados, de mentiras y otras cosas que no tienen que ver con el amor bonito. 

Devolviéndome a mala paga los caminos y las lluvias, los te amo y las caricias. Buscando en el lenguaje del despecho el propio silencio de la sala y de mis manos y de mis besos en el medio de tus piernas. aquellas que te enumeran y delatan, buscando en el sabor de mi boca todo ese placer que te falta. 

Y de repente, leer entre líneas y descubrirte desnuda, justo ahí, entre palabra y palabra, entre beso y beso, entre suspiro y suspiro. Porque es ahí, entre el alma y los huesos, donde encuentro que hay más de mil soledades en una soledad (bebiendo de tus ojos y tu cintura), que tu cuerpo es un himno, que mis ganas de ti están repletas de vientos y pausas, de apuros sin prisas, y que cada paso es una guerra junto al tibio respirar de un verso en tu espalda... Ese mismo verso que no te digo, que guardo en la cajita musical de cada noche, que escribo en mi blog para que no lo leas, para llenarlo de melodías que lleguen a ti por el suspiro de alguna otra, y que regrese a mi en forma de palabras urgentes de ti.

y maldecirte en estas líneas a las 2 de la mañana..



lunes, junio 23, 2014

6 meses después..


Recuerdo a la perfección la conversación en aquella fiesta en la que ella confesó que había "alguien en su vida". Recuerdo las burlas de mi mejor amigo en el rugby el día después. Intenté no prestarle mucha importancia y reírme un poco de que me vieran la cara de pendejo, mientras notaba como mi orgullo se escurría poco a poco por mi garganta. No voy a decir que me rompió el corazón porque a estas alturas del partido, todos “somos grandecitos". Me jodió un poco para que negarlo, pero al fin y al cabo no tenía nada con ella, no la conocía de toda la vida, ¿qué le puedes exigir a alguien al que apenas conoces?.. Nada.

Lo curioso es que su confesión hizo que me relajara. Al fin y al cabo cuando sabes que puedes esperar de una persona, todo se hace mucho más fácil ¿No creen?. Son las cuestiones que no se controlan las que nos generan inquietud y nos hacen más vulnerables. No había rencor, ni dolor, no había desamor, ni odio, simplemente constaté lo que ya me imaginaba, que aquella chica no era para mí…era muy bonita, vaya que si..ella no era para mi.

Y al relajarme fui yo...No es que antes no fuera yo, no me malinterpreten, el tema es que caminaba con pies de plomo porque el terreno era resbaladizo. No quería meter la pata, ni hacerme ilusiones, no quería creerme especial, ni diferente...Antes de la confesión era yo "con el freno de mano puesto", poco a poco, muy conservador...Tras la confesión fui yo relajado, natural...fui mucho más Myself.

Simplemente yo

Pasó el tiempo y seguimos hablando y viéndonos de cuando en vez, yo le comentaba mis Historias... y ella me contaba sus planes...Ella notó que estaba más relajado y también se relajó...Y de alguna manera ella cambió, no sé si no me di cuenta o no me quisé dar cuenta..todo pasó como pasan este tipo de cosas entre un hombre y una mujer.. debí sospechar tal vez a la cuarta vez en menos de una semana que hicimos el amor en el mismo sofá.

Al cabo de seis meses ella me confesó que se "había enamorado de mi".

Pero ya era demasiado tarde para los dos.



lunes, junio 09, 2014

después de cerrar mi puerta...


Siempre que se cierra la puerta detrás de ella, lo primero que hace es despojarse de sus tacones y coloca su cartera al lado de mi maletín, sus llaves al lado de las mías y su celular lo tira en el mueble… 

Me gustaría tocar el piano con la misma agilidad con la que mis manos tocan su cuerpo pero cada quien tiene sus talentos  y los míos son otros muy alejados de la música.

Amo como no tienen una idea mis aterrizajes forzosos sobre su vientre luego de un largo día en la oficina, y así es como comienzan los amantes a vivir juntos, se comienza a quedar más de la cuenta en mi cama y no en la suya.

Sucede que me desarma, de manera constante e inequívoca; con la audacia de quién tropieza y sigue caminando como si nada, me desarma con la turbulencia de su paso que gira siempre en la dirección contraria. Sucede que me pasa en las noches, en los días de trabajo que se improvisan bajo la sábana, en los feriados sin prisas, en las canciones que suenan en mi computadora. 

Emprende el vuelo hacía su casa los días lunes después de hacernos el amor todo el fin de semana y maniobra en mi horizonte de cielo raso, y se marcha humeando una estela parecida a una estrella que se pierde en el cielo y aunque sé que volverá a mi cama el miércoles he decidido desde hace tiempo que el peor día de la semana es el martes...puto martes de mierda.

Salgo, me cuelgo de su ventana para ver si ya está triste por no verme y me voy sobre mis pasos para que piense que puedo vivir un día sin ella. Pero sus ojos negros merodean con su danza del pecado mi pensamiento, sorteando estocadas con sus caderas incandescentes. Y amanezco con el peso del sol en el rostro los miércoles, y está ahí, a mi lado de la cama con su aroma pero no con su cuerpo. Es raro, a veces sin que se de cuenta uso un poco de su perfume en su lado de la cama. 

Ella y yo somos cómplices en los artes de extrañarnos tontamente, en la construcción de lluvias, en nuestro show privado de amarnos sinceramente. Me sucede mucho más de lo que existe, y al mismo tiempo me sirve el café con tanta pericia y desenredo que podría disiparme los miedos y pensar que tal vez "ella si es es amor de mi vida", ella me inspira un par de sonetos o alguna línea que profese amor en horas no laborables y he dejado de escribir poesía, no se me viene palabras para expresar todo lo que ella me hace sentir.

Me desarmo los días martes para extrañarla con dulzura, con la franqueza de los bolsillos que se saben rotos, con la elocuencia de un poeta, con el agravio de no haber aprendido a amar como la amo a ella. Estamos ya muy lejos del principio, y las naves que nunca se quemaron tampoco volvieran,  los perros nos observan con infortunio y las paredes guardan silencio, el hábitat de nuestros roces de piel condensa la inoportuna necesidad y de nuevo estamos ahí, parados frente al otro, haciendo preguntas sin signos de interrogación mientras nos quitamos la ropa y hacemos el amor.

Amándonos los miércoles, después que entra a mi casa..

y se quitas sus tacones después de cerrar mi puerta.