viernes, abril 25, 2014

amada y amante


En primer lugar, el amor es una experiencia común a dos personas. Pero el hecho de ser una experiencia común no quiere decir que sea una experiencia similar para las dos partes afectadas. Está el amante y el amado, y cada uno de ellos proviene de regiones distintas. Es probable que la mayoría de ustedes lo haya vivido. La historia empieza con dos enamorados, se hacen muchas promesas se dicen que son diferentes al resto, la excepción, durante algunos meses las conversaciones suenan nuevas y emocionantes, son una oportunidad para conocerse más íntimamente. Después poco a poco sin que se percaten si quiera, las llamadas perdidas y los mensajes recibidos sustituyen a esas conversaciones. Con mucha frecuencia, el amado no es más que un estímulo para el amor acumulado durante años en el corazón del amante. No hay amante que no se dé cuenta de esto, con mayor o menor claridad; en el fondo, sabe que su amor es un amor solitario. Conoce entonces una soledad nueva y extraña, y este conocimiento le hace sufrir un poco o bastante dependiendo en cierta medida de esos días de Abril cuando el whysky ya no cura la melancolía.

No le queda más que una salida, alojar su amor en su corazón del mejor modo posible; tiene que crearse un nuevo mundo interior, un mundo intenso, extraño y suficiente. Luego, por fin, llega el día en el que tienen que admitir que no son ninguna excepción, que estar lejos de la persona a la que quieres es difícil los días buenos e imposible los malos. Se añade que este amante no ha de ser necesariamente un joven que ahorra para un anillo de boda; puede ser un hombre, una mujer, un niño, cualquier criatura humana sobre la tierra. Y el amado puede presentarse bajo cualquier forma. Las personas más inesperadas pueden ser un estímulo para el amor. Se da por ejemplo el caso de un hombre que es ya abuelo que chochea, pero sigue enamorado de una muchacha desconocida que vio una tarde en las calles de Caracas, hace unos veinte años. Si profundizamos en las relaciones a distancia, es como navegar por aguas traicioneras, qué decir que ya no se ha dicho en este blog sobre ese tema.

Que alguien pueda darte ese algo que no puedes darle tú. Eso sería mucho peor que el sexo fingido, eso sería una traición. El amado podrá ser un traidor, un imbécil o un degenerado; y el amante ve sus defectos como todo el mundo, pero su amor no se altera lo más mínimo por eso. La persona más mediocre puede ser objeto de un amor arrebatado, extravagante y bello. Un hombre bueno puede despertar una pasión violenta y baja, y en algún corazón puede nacer un cariño tierno y sencillo hacia una loca furiosa. Es sólo el amante quien determina la valía y la cualidad de todo amor. Yo siempre he sido amante. El amado teme y odia al amante, y con razón: pues el amante está siempre queriendo desnudar a su amada. El amante fuerza la relación con el amado, aunque esta experiencia solo cause dolor y la historia siempre se repita.

Siempre he sido el amante.. que porquería de vida



2 comentarios:

anny dijo...

Y yo tambien, jamas la amada!! Que porqueria......

Orizschna dijo...

el eterno vicrucis de los malaventurados. me uno.