lunes, marzo 24, 2014

un baile con gracia


Yo observaba cómo ella bailaba con gracia, con esos pasos livianos, desarticulados y armoniosos, como los de una marioneta.

- Huele mi perfume. Me dijo llevando mi cara a su cuello.
- Es dulce, le dije.

Bailábamos en la oscuridad de esa noche rara.

-Estoy triste, me confesó sin soltar el ritmo arbitrario de sus movimientos.
-¿Por qué?, le pregunté con un intento de mirarla a los ojos.
-Mi perfume favorito lo descontinuaron. Ya no lo van a vender más. Me decía mientras bailaba. Era una tragedia. Ella ya no iba a poder dejarse oler como quería.

-¿Cuánto de perfume te queda?
-Unas goticas. Serás uno de los últimos que lo vas a poder oler en mi piel.

Y siguió desprendiendo su olor en la pista de baile entre pasos cándidos y despistados.




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